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Aurelio del Pino, Presidente de ACES
Las tres tendencias básicas que siguen moviendo el consumo alimentario son: salud, placer y conveniencia. Esta última crece de manera exponencial y es que el consumidor demanda poder satisfacer necesidades específicas en momentos concretos. En este sentido disponer de una amplia gama de soluciones listas para comer es muy valorada por muchos consumidores, especialmente en entornos urbanos.
Cada vez es más habitual un surtido de conveniencia en la cesta del consumidor, debido a las exigencias de las personas quienes están dispuestas a optar por cualquier fórmula comercial o canal, físico u on-line que se ajuste a sus necesidades concretas. Así, impulsan al mercado a un modelo que integre la innovación orientada a satisfacer necesidades de alimentación de la forma más sencilla. Desde ACES, creemos que el supermercado es el punto de encuentro más eficaz entre personas y alimentos, y que tiene gran capacidad para dinamizar las transformaciones que se producen en la sociedad, como es el caso de los productos para llevar o preparados para consumir.
Hoy los supermercados no compiten solo entre sí, ni si quiera lo hacen entre los diferentes formatos de tienda, sino que existe una oferta de consumo global, de miles de comercios físicos y/o digitales, que no para de crecer y que ofrece cientos de posibilidades y alternativas para un único cliente. Sin embargo seguimos condicionados por limitaciones legales para la apertura de nuevos establecimientos así como restricciones de horarios o de fórmulas comerciales que lo único que hacen es distorsionar la libre configuración de los modelos comerciales y la competencia entre las empresas y no le aportan valor al consumidor ni a la sociedad.
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